Desde la visión del mundo como trampa, el objetivo es desenredarnos para escapar de este mundo caótico. Intentamos salir de él y ascender a un plano superior, inmaterial. Esta postura se basa en una visión de la realidad en la que la mente está por encima de la naturaleza y el espíritu está por encima de la carne. Esta visión fomenta el desprecio por el plano material.
Muchos de nosotros en el camino espiritual caemos en esta perspectiva. Afirmando la existencia de una realidad trascendente distinta de la sociedad materialista, la situamos alejada de la confusión y el sufrimiento. Asignamos la tranquilidad que encontramos en las prácticas espirituales a un paraíso que está alejado de nuestro mundo y al que podemos ascender , en el que estar seguros y serenos. Esto es complicado, porque seguimos teniendo cuerpos y dependemos de ellos, por muy avanzados que estemos en el camino espiritual.
Intentar escapar de algo de lo que dependemos genera una relación de amor-odio con ello. ……
Una relación de amor-odio con la materia refuerza la idea de que la mente y el espíritu están separados del mundo natural y son superiores a él. …….
Muchas personas en el camino espiritual, valoran mucho el desapego. Pueden ser reacios a comprometerse en el ajetreo y confusión de trabajar por del cambio social. …..
Algunos budistas parecen entender el no apego como una liberación del mundo y de su destino. Pero Buda enseñó el no apego al ego, no al mundo. De hecho, Buda desconfiaba de quienes intentaban desvincularse del reino material. El Buda comparaba sus esfuerzos con los de un perro atado con una cuerda a una estaca en el suelo. Cuanto más se esforzaban por liberarse del cuerpo, más daban vueltas y se acercaban a la estaca, llegando a enroscarse en ella.
Por supuesto, incluso cuando ves el mundo como una trampa, puedes sentir un impulso compasivo de ayudar a los seres que sufren. En ese caso, lo personal y lo político se ven a menudo de forma secuencial: primero encontraré la paz dentro de mí, luego me uniré a las acciones para detener…..( violencia policial….). Presuponiendo que el mundo y el yo están esencialmente separados, imaginan que pueden curar uno antes de curar el otro. Esta postura transmite la impresión de que la conciencia humana habita en algún refugio, encerrada e independiente de la situación colectiva, y luego sale al campo de juego cuando está preparada y lista.
Según mi experiencia, el propio mundo tiene un papel que desempeñar en nuestra liberación espiritual. Sus propias presiones, dolores y riesgos pueden despertarnos, liberarnos de las ataduras del ego y guiarnos hacia nuestra vasta verdadera naturaleza.
World as lover, world as self, Joana Macy